El desarrollo del quinto punto de la reunión de la COCOPE "Actualización del Plan de Convivencia. Acuerdo modelos de cuestionarios" me ha llevado a reflexionar sobre la controversia del agrupamiento del alumnado por clases.
Con tal de poder actualizar el Plan de Convivencia del
centro, la COCOPE
acordó pasar unos cuestionarios al alumnado del centro con la finalidad de
poder detectar los temas más conflictivos sobre los que hay que actuar y
mediar, abordando las siguientes cuestiones:
- Convivencia interpersonal
- Relación con el entorno y el material
- Disciplina
Ahora, pasar los cuestionarios a todo el alumnado del centro
y posteriormente realizar la baremación sería un trabajo que requeriría una
gran cantidad de recursos: tiempo, personal… Entonces, ¿a que muestra del
alumnado se le debe pasar el test?
Todos los componentes de la COCOPE estaban de acuerdo
en que el cuestionario se debía pasar a una muestra representativa del sector más
conflictivo.
-
“Los alumnos más conflictivos están entre 1º y 3º de ESO. Debemos pasar los tests al
alumnado de 2º”.
-
“Los mayores problemas surgen entre 1º y 3º de ESO , pero los problemas no son
los mismos en cada curso. Así, tenemos que pasar los cuestionarios a grupos de
1º, 2º y 3º de ESO ”.
-
“No es lo mismo pasar los cuestionarios a la clase de
1º de ESO A que a
1º B, los resultados serían totalmente dispares”.
A través de las intervenciones de estos tres componentes de la COCOPE podemos observar dos cuestiones fundamentales respecto al agrupamiento del alumnado:
En primer lugar, las
diversas clases del mismo curso tienen diferencias notorias entre sí. Es decir,
en algunas clases se halla el alumnado con mejor comportamiento, y en
consecuencia, con un mayor rendimiento académico, y en otras clases se ha agrupado al alumnado más conflictivo cuyas expectativas y rendimiento académico son bastante bajos. Yo,
desde mi punto de vista, y con mi nula experiencia en un IES, le comenté a la
profesora que nos tutoriza las prácticas que porqué los agrupamientos por clases no estaban hechos
aleatoriamente (sin separar ni por comportamiento, ni por rendimiento) para que así
fueran por una parte, heterogéneas y por otra parte, homogéneas entre sí (entre
clase y clase del mismo curso). Ésta
me dijo que es un tema que le provoca quebraderos de cabeza cada curso académico
al claustro de profesores “¿Cómo podemos agrupar al alumnado en clases para
conseguir un mayor rendimiento académico?”. “Las directrices para llevar a cabo
los agrupamientos van variando con los años y aun así no conseguimos nuestro
propósito, que haya un mayor rendimiento”, me confirmaba ella.
Como
podemos observar, en la educación no hay recetas, pues la realidad escolar es
cambiante al estar formada por personas.
En segundo lugar, todo el profesorado estuvo de acuerdo en
que el sector de alumnado más conflictivo se encuentra entre 1º y 3º de ESO,
¿por qué? La respuesta a esta pregunta la hayamos, en gran medida, en la
promoción automática: “Los resultados del mismo son bastante contradictorios
frente a las expectativas generadas. Diferentes síntomas vienen señalando el
fracaso de los anteriores ideales: altas tasas de analfabetismo, deserción y
repitencia escolar, bajos niveles de logro académico en los aprendizajes
básicos, entre otros. Lo más grave es que esta problemática se ubica
precisamente en los sectores más desprotegidos de la sociedad, hacia los que
supuestamente estaban orientados los mejores esfuerzos de esta propuesta”. (Manuel V. Rojas Rubio) En estos tres cursos nos encontramos con el alumnado que ha repetido 1º de ESO, 2º y 3º y los de promoción automática. Son numerosos los artículos y las opiniones de los docentes que hablan sobre el efecto negativo de la promoción automática en los resultados académicos del alumnado. Por ejemplo:
Promoción automática y fracaso escolar
Que se elimine ya la promoción automática
Promoción automática y fracaso escolar
Que se elimine ya la promoción automática
Por una parte, si el alumnado es consciente de que
promocionará de curso independientemente de su expediente académico ¿cuál es su
motivación para esforzarse? Por otra parte, si un alumno puede promocionar hasta
3º de ESO con 15 suspensas ¿cómo puedes motivarlo hacia el esfuerzo?
Como he dicho antes, la realidad escolar no tiene ni recetas
ni patrones que le lleven al éxito. La experiencia y el trabajar día a día con
el alumnado dando lo mejor de ti para sacar lo mejor de ellos es la clave hacia
un mejor desarrollo.
¿Quién mejor que el profesorado y los resultados académicos para
juzgar la validez de estas leyes?¿Por qué no se escucha a la voz de la
experiencia? Puede ser que quienes hayan legislado la promoción automática
tengan un gran expediente académico y un gran currículum (puede), pero si algo
tengo claro es que pocas veces han trabajado en un centro educativo y se han
encontrado de frente con la realidad escolar.
Ayer mismo redacté el acta de Cocope y lo cierto es que has reflejado las intervenciones respecto del punto cinco, y también el tono y sensaciones del profesorado. ( Ojo: hallamos es sinónimo de encontramos. No lo confundas con el auxiliar hayamos, de haber).
ResponderEliminarEnhorabuena, Lola.